A lo largo de los últimos 20 años, su desarrollo ha impactado fuertemente en distintos pilares de la economía española. Así la aportación al PIB de la industria se calcula en un 3,8%, más de 44 mil millones de euros en 2017, según estima el informe “Impacto de 20 años de liberalización de las telecomunicaciones en España 1998-2018” elaborado por Deloitte en el marco del XX aniversario de Orange en el mercado.
Este importante motor de la economía tiene como dinamizadores la inversión en infraestructura directa del sector, que se calcula en más 126 mil millones de euros acumulados en valor corriente (entre 1998 y 2006), así como la adquisición y fusión de compañías por parte de los operadores.
Infraestructura para la nueva era de la digitalización
La transformación digital, la gestión de una gran cantidad de datos, el despliegue de nuevas tecnologías, de red 5G entre otras, requerirán de una decidida inversión en infraestructura, pero además de un marco legal estable y una apuesta constante por la innovación.
Las personas como eje de crecimiento
La fuerza laboral que un motor económico como este necesita no está exenta del efecto de la transformación digital. Los operadores en su objetivo por ganar cuota de mercado buscarán fidelizar a sus clientes.
En ese sentido compañías como Orange son una palanca del empleo, pero además un facilitador de formación ya que están desarrollando experiencias de uso, de asistencia y formación digital a sus clientes a través de sus más de 5 mil empleados en España.
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